Este fue un proceso de terapia transpersonal con regresión completo de 8 sesiones, en el cual, la clienta fue descubriendo todos los condicionantes que socavaban su autoestima. También pudo conectar con todos los talentos y virtudes que no se permitía imaginar que, también, formaban parte de ella.

Cuando llegó para su tercera sesión, nos saludamos como siempre, y nos sentamos enfrentadas, un poco lejos la una de la otra. Tan pronto le pregunté cómo había ido en la semana con su proceso, sentí un aroma muy fuerte a madera, mezclado con sándalo y pachulí, en mi nariz. Pensé que sería su perfume, aunque al saludarla no lo había percibido, y eso me llamó la atención. Conversamos durante media hora, percibiendo yo la fragancia todo el tiempo.

Cuando le pido que suba a la camilla, y la ayudo a ello, noto que su perfume era de flores, nada que se le parezca a la madera. Comenzamos la introducción a la tercera regresión. Se trataba de ir a una vida pasada a rescatar sus talentos, así que el ánimo era distendido y alegre.

La clienta conecta enseguida con una vida en la selva, donde su misión era la de sanar a su pueblo, se ve como una chamana feliz y realizada. Cuando le pido que conecte con la infancia, para ver cómo fue instruida en las hierbas y medicinas, la cliente me dice que está en una casa, gateando. Lo cual, me sorprende, no hay casas o edificios en la selva, y al comentarle, me dice que está en su casa de la infancia actual con su padre (muerto cuando ella tenía 15 años).

(Ya habíamos hablado de la historia de su padre. Fue un vínculo complicado. Cuando la clienta tenía 3 años, el padre desapareció de su vida (Un padre joven, 22 años). No fue voluntario por parte de él, pero así lo vivió ella: como un abandono. Por un triste motivo, estuvieron sin contacto hasta unos días antes de su muerte. Su familia la llevó al hospital donde lo habían ingresado, solo para despedirse. La clienta tenía 15 años.)

Así que cuando ella aparece en su casa de la infancia, con su padre joven y sano, me alegré de “verlo” e hice una pausa en la regresión para dedicarnos por completo a él. Solo con permitir que el fallecido se acerque y se exprese, se brindó una oportunidad para sanar lo que necesitaba ser sanado.

Entre lágrimas, ella relata su encuentro:

“Me veo con meses, gateando en un suelo. Estaba con mi padre y mi madre. Me siento segura, feliz, me aman, puedo sentir su amor.

Mi padre me habla y me dice que tenía vergüenza de hablarme antes. Se avergüenza de sí mismo. Me explica que ha actuado así, porque le ha dado miedo la responsabilidad de convertirse en adulto. Me dice que me quiere muchísimo, pero no lo supo hacer mejor. El miedo a la responsabilidad, a lo desconocido, le hizo evadirse. El no querer dejar de ser niño y crecer. Me pide perdón”.

Una vez llegado este punto, y dicho todo lo que se tenía que decir, hacemos un ejercicio de perdón y reconciliación muy emotivo. Porque si bien, la clienta no estaba enfadada con él por su prematuro abandono, ya no lo tenía en cuenta como padre. Estaba, de alguna manera excluido, de su imagen familiar. Y él estuvo 30 años físicos (en conciencia no existe el tiempo), esperando el momento oportuno para redimirse, y para dar su versión de los hechos. Esto no cambió el pasado, lo que pasó, pasó. Pero sí sirvió, para comenzar a sanar las heridas del corazón en ambos, padre e hija.

Al terminar el ejercicio de perdón, seguimos con la regresión normal, volvemos a la selva al momento donde había sido interrumpido, y continuamos con el trabajo terapéutico. Despido como siempre a la clienta, quedando para la próxima semana. Pero lo diferente es, que comienzo a sentir otra vez el aroma a madera, mezclado con sándalo y pachulí. Luego de varias horas, al notar que el aroma era cada vez más insistente… Dije mentalmente lo único que se me ocurrió: dime quién eres y qué necesitas. Y allí, en un segundo, apareció el padre de la clienta, para decir de forma muy sentida y contundente la palabra GRACIAS. Me emocionó mucho, solo me salió “Gracias a ti, por elegirme”.

Como no podía dejar de pensar en ello, le mandé un mensaje al día siguiente a mi clienta, contando lo del aroma a madera antes y después de la sesión, y del agradecimiento recibido. (Solo le dije 2 aromas: madera y pachulí)

Ella me contestó al momento, reenviándome un audio de WhatsApp de su madre: “Si cariño, tu padre iba más perfumado que yo. Si me preguntas a qué olía tu padre, te diría a un perfume mezcla de madera, sándalo y pachulí”.

Esta historia, para mí, es especial por varios motivos. Uno de ellos, es que el padre podría haberse manifestado muchas veces; sin embargo, esperó el momento justo. Siento que ese momento se dio, porque nunca juzgué su historia familiar, e incluí inmediatamente a su familia en mi corazón. Sentí amor y compasión por esa historia de amor truncada.  No importa lo que hayan hecho, siguen siendo los ancestros de la clienta, merecen todo mi respeto. Bert Hellinger lo recalcaba en todos sus trabajos: si no das un lugar a los ancestros del cliente en tu corazón, no podrás abrir espacio para la sanación.  Otro de los motivos, es que el alma del padre hizo todo lo posible para que yo me percatara de su presencia ANTES de comenzar la sesión. Y varias horas DESPUÉS de la sesión, insistió hasta que pudo agradecer. Me enseñó que no hace falta hacer grandes rituales ni parsimonias… si algún alma se quiere comunicar, se comunica como sea. Y esto lo hacen eligiendo cuando, donde, como y con quien.

Y el motivo más bonito: era de vital importancia para la autoestima que esta hija recuperara a su padre, y volver a sentirse amada, e importante. Que supiera que ella no hizo nada mal, que se merece todo lo bueno de la Vida… Solo que las cosas no pudieron salir mejor.

Luego de esa sesión, y ya como rutina, en las regresiones siguientes a otros clientes empezaron a aparecer seres familiares fallecidos para saludar, también para dar consejos, o incluso para decir que ya había vuelto y estaban otra vez dentro del seno familiar.

Me parecen encuentros tan esclarecedores, que he comenzado a trabajar con sesiones únicas, de conexión con almas en planos superiores. Está enfocado a las personas que sienten un fuerte dolor por el sentimiento de pérdida, o necesitan sanar un vínculo. Entonces todo se da fácilmente para esa comunicación: Siempre y cuando sea el momento adecuado, y la finalidad sea curar, y avanzar hacia una mayor evolución.  O al menos es lo que veo en mi consulta. Solo abrimos nuestro corazón y nos centramos en nuestra conciencia, para elevarnos a un lugar de crecimiento, luz y paz. Y allí, con humildad, esperamos que el Amor se revele.

¡Feliz semana!