Parejas tóxicas (o dependencia emocional)

Hace muchas semanas que mi intuición me pedía escribir sobre este tema. Cuando conocí a Laia (nombre ficticio) fue muy sincera y directa: “¿Me puedes tratar con regresiones… el porqué me siento atraída por hombres que no me convienen?”. Si claro, por supuesto. Sobre todo porque te has dado cuenta tú sola, que eres tú quien se siente atraída hacia ese tipo de personalidad. Ya sabes que no es por casualidad, ni un accidente, ni eres una víctima. Estarás con este tipo de personas, hasta que aprendas algo que desconoces de ti.  Y las regresiones, son ideales para desenterrar patrones mentales que nos manejan desde el inconsciente.

Laia había terminado hacía poco tiempo con una pareja que no le hacía nada bien, le había afectado mucho, lo suficiente para darse cuenta de que, además, sufría dependencia emocional. “Mi bienestar depende de ellos, y eso no es normal. Además, llevo una pena interna, no sé de donde me viene”. Debo decir que esa disposición le ayudó muchísimo en todo su proceso, que en total fueron 7 sesiones.

Cuando comenzamos un proceso, no sabemos adónde nos llevará, así que vamos descubriendo el camino a medida que su Alma lo revela.

En su caso, la primera regresión comenzó por una vida de mujer, en la edad media. En la cual, al ser pobre, fue vendida de muy jovencita a un hombre con poder (bastante habitual).  Este hombre la maltrataba, y no quería tener hijos. Cuando la mujer tuvo a su segundo hijo, este personaje los tiró al pozo del castillo. Ella, al verlo, enloqueció y le cortó el cuello. Luego, lo tiró también al pozo. Este hombre resultó ser su última pareja. Y los niños del pozo, su madre actual y un amigo.  Con esta vida, se pudo liberar la pena y la culpa por la muerte de esos niños.

En la segunda sesión, nos fuimos a una vida, en la cual era un campesino jovencito, muy delicado, al que no le gustaba el campo. Su madre le da su bendición, y le da total libertad para que se vaya a la ciudad a rehacer su vida. Tuvo una vida tranquila y pacífica. Aquí se recordó y se ancló algo que estaba olvidado en Laia: “Amar de verdad, es dar Libertad. La Libertad es Amor incondicional”.

En la siguiente, fue a una vida de mujer árabe, que fue comprada (otra vez) por un padre de familia, como esposa para su hijo. Nunca llegan a casarse porque el joven se muere, pero ella se queda en la familia, cuidando de la casa. Y esta, resultó ser la vida que nos llevó al momento casi más importante de su proceso: En el espacio entre vidas, un ángel le dice: “depende de ti, si quieres ver la realidad o quieres engañarte”. Y la lleva a un día de su vida actual, en la que está en los brazos de su madre, de bebé (Ocho meses aproximadamente).  Sus padres están muy agobiados, nerviosos y le trasmiten esa sensación. Ella, como es muy pequeña y capta la energía, no para de llorar. Los padres se agobian más aún… y se la van pasando entre ellos, para que se calme. Y ese bebé, con menos de un año de vida, instala dentro de él su sentir más profundo: “Me cuidan, pero no me quieren” (Por lo tanto… si no me cuidan, me quieren) Entonces… Laia se percata: “¡Por eso, cuando me cuidan, me siento débil, vulnerable e incómoda!”

Este fue el quiebre del proceso. Luego de limpiar esa pauta mental, su Alma se dedicó a enseñarle vidas donde, además, había afincado la creencia de que “las mujeres solas no pueden”. Pero también a mostrarle y recordarle otras en las cuales sabía conectar con su corazón, con el Amor que vive en ella y con la Libertad absoluta de Ser.

Al llegar la regresión final, se nota… es muy diferente a las demás. Se le muestra todo lo que ella trae, sus dones y talentos, la mejor versión que ya fue en algún momento. Todo eso eres, y mucho más: “Vuela Libre con Amor.”

Antes, no podía estar sin pareja mucho tiempo, “necesitaba que alguien la cuide” (de aquella manera). El último día, antes de empezar, con risas, me decía que ya no le gustaba nadie, que quería seguir disfrutar de ella misma, y también de sus momentos en la naturaleza: “Ya llegará quien tenga que llegar, si llega. Capaz me hago monja”.

Yo, feliz de conocerla, de haberla acompañado y haber aprendido juntas tantas valiosas lecciones.

En conclusión, creo que las “parejas tóxicas” no existen, solo son dos personas que aún no han sanado aquello que les impide seguir evolucionando. Cada persona tiene un rico mundo interior a descubrir. Y sobre todo, una creencia muy arraigada y oculta, que les impide salir a la vida con los brazos abiertos, sintiéndose totalmente libres y dignos. Cuando logran conectar con el Ser esencial y el Amor que vive dentro de ellos, ya no hay lugar para la “toxicidad”.

¡Les deseo una feliz semana!

Natalia